PRÓLOGO
Escuchalo de la voz del
Dr. Carlos Isaac Silva Barrón
Cuando el día 27 de enero del año 1989, fui invitado formalmente por la Secretaría Académica de la UAQ, a formar parte de la comisión que se avocaría a elaborar la propuesta para la creación de la Licenciatura en Biología en la Universidad Autónoma de Querétaro, no pude evitar que me invadieran algunos sentimientos encontrados.
Por un lado, me remonté al momento en el que tuve que emigrar de la Bella y Colonial Ciudad de Querétaro en el año de 1974, al haber concluido un año antes mis estudios del nivel medio superior en la Escuela de Bachilleres Salvador Allende de la Universidad Autónoma de Querétaro (conocida en ese entonces como la Prepa Centro), y cuyo único espacio físico, se ubicaba en lo que ahora es el Edificio Histórico de la UAQ del centro de la ciudad de Querétaro. Dicho inmueble era compartido, con todas las Escuelas Profesionales de la UAQ, las cuales solamente ofrecían estudios de Licenciatura en esos momentos. La emigración que realicé, se debió a que en la UAQ no existía en ese entonces, la posibilidad de cursar las carreras ni de Biología ni de Medicina, que eran las dos alternativas que me habían interesado como opciones profesionales, al finalizar mi formación preparatoriana.
Ello significó, el tener que alejarme de la seguridad de la casa paterna, dejando de lado los seres queridos, los amigos, las actividades deportivas, culturales y sociales, los lugares y vivencias que durante casi dos décadas había logrado acumular como un incipiente tesoro de mis años mozos, para trasladarme a Monterrey, ciudad industriosa y pujante, pero desconocida para mí hasta esos momentos, donde en 1974 iniciaría mis estudios de Biología en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Recordé también, que al plantear en la casa paterna la posibilidad de estudiar una carrera profesional, mis padres no dudaron ni un momento para darme todo su respaldo, dado que durante mis estudios de bachillerato había obtenido excelentes calificaciones. Lo que en ese momento mis progenitores desconocían, era que las dos alternativas para realizar estudios profesionales seleccionadas por mí, no se ofrecían en Querétaro, razón por la cual tuvieron que modular su apoyo inicial, ofreciéndomelo para alguna de las opciones profesionales que se ofertaran en la UAQ, dado que las condiciones económicas familiares, les impedían sostenerme los gastos en alguna otra ciudad de la República Mexicana.
De tal manera y por cuestiones del destino, seleccioné la carrera de Ingeniería Civil de la UAQ, dado que había sido la opción profesional en la cual se habían inscrito mis mejores amigos de preparatoria, y donde en 1973, me tocó iniciar el primer año de estudios profesionales en el flamante y recién inaugurado Centro Universitario, ubicado en el histórico Cerro de las Campanas, adonde se habían trasladado todas las Escuelas Profesionales de la UAQ. Sin embargo, durante ese lapso de tiempo, me di cuenta que no era lo que yo realmente quería y me puse a reflexionar sobre mi situación, llegando a la conclusión que dos eran los situaciones que tenía que enfrentar y resolver: la primera, fue la falta de recursos económicos familiares, misma que fui superando, al combinar el trabajo como obrero en una empresa denominada Transmisión y Equipos Mecánicos (TREMEC), que en aquellos tiempos era de las que mejores sueldos ofrecía, con mis estudios de ingeniería. El segundo, fue definir entre la carrera de Biología y la de Medicina, lo cual se fue clarificando, al contar con el apoyo del médico de la familia de nombre Arturo López Fraga, quién me involucró en todas sus actividades, con la intención de proporcionarme un panorama general de la profesión médica, y posteriormente, mediante una visita que realicé a la Carrera de Biología de la Facultad de Ciencias en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde tuve la oportunidad de platicar con diversos profesionistas de la Biología y visitar diferentes laboratorios de dicha Institución, lo cual me permitió obtener una idea sobre el quehacer del Biólogo.
Una vez resuelta parcialmente mi problemática económica y con la certeza de que el dinero recabado durante un año, me posibilitaría enfrentar los gastos iniciales de mis estudios profesionales fuera de Querétaro, tomé la decisión de inclinarme por la Carrera de Biología, pues se me hizo una gran responsabilidad el enfrentar la posibilidad de que alguna persona, llegara a fallecer por no haber sabido tomar las decisiones médicas más adecuadas.
Aunque por su cercanía con Querétaro, siempre anhelé irme a estudiar a la UNAM e incluso pensé en probar suerte en el equipo de futbol soccer profesional de dicha institución, pues en esos años juveniles llegué a practicar bastante bien ese y otros deportes, representando al Estado de Querétaro en varias competencias pre-nacionales y nacionales, así como al haber tenido la fortuna de involucrarme en las fuerzas juveniles del equipo de futbol denominado Gallos Blancos del Querétaro, y que en ese tiempo, jugaba en la segunda división profesional de nuestro País.
Sin embargo, como resultado de los conflictos sociales que tuvieron como fatal desenlace las matanzas estudiantiles de 1968 y de 1971 en la ciudad de México, la UNAM había recorrido un semestre la fecha de ingreso de sus programas de estudio, motivo por el cual, en lugar de iniciar su ciclo escolar en septiembre lo hacían hasta marzo del siguiente año, y dado que yo consideraba “haber perdido ya un año” estudiando la carrera de Ingeniería Civil, decidí no perder más tiempo y me trasladé a Monterrey, N. L. para iniciar los estudios de Biología que mi vocación me había dictado, pero sin perder de vista la posibilidad de trasladarme en cualquier momento a la UNAM. De hecho, esto último lo intenté en dos ocasiones; la primera, fue al terminar el primer semestre de estudios en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León con excelentes calificaciones (segundo lugar de mi generación) y venir a la UNAM a tramitar mi revalidación de estudios en su Facultad de Ciencias; desafortundamente, el reglamento de esta última institución, marcaba en esos momentos como requisito indispensable, el tener al menos un año de estudios aprobados en otro programa similar de otra Institución Nacional de Educación Superior.
De ahí que el segundo intento, lo hice al concluir el segundo semestre de la carrera de Biología en la UANL, y la respuesta que la UNAM le dio a mi petición en ese momento, fue que debían de revisarse, tanto los planes de estudio como los contenidos de las materias de ambos programas, para ver si procedía la revalidación, pero que quizás tendría que esperar un semestre o un año y que además valorarían cuantas materias se me podían reconocer o a lo mejor tenía que volverlas a cursar. Todo ello, me orilló a concluir mis estudios de Biólogo en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, convirtiéndome de esa manera en un Tigre (mascota de la UANL) y olvidándome de mis pretensiones iniciales de ser un Puma (mascota de la UNAM), cabe señalar que el único “consuelo biológico que me quedó”, es que ambos son mamíferos placentarios, ubicados taxonómicamente hasta el momento, dentro del grupo de los felinos.
No obstante, lo que más valoré y lo que finalmente me orilló a aceptar la invitación para formar parte de la comisión que trabajaría la propuesta de creación de la Carrera de Biología en la UAQ, fue darme cuenta que ésta era la oportunidad para establecer en nuestra Universidad, la posibilidad de ofertar a los jóvenes queretanos, la alternativa para seleccionar a la Biología como opción profesional, evitando con esto, tanto su migración hacia la capital del país o hacia algunas entidades federativas donde también se ofertaba dicha carrera, como el tener que afrontar prácticamente solos el reto de ir superando todas las circunstancias y problemáticas que se le van presentando a un estudiante foráneo, durante esa etapa de su vida.
Un segundo aspecto que también ponderé, fue la oportunidad que se nos ofrecía para estructurar una carrera, fundamentada en la carencia de estudios biológicos continuos y sistemáticos en prácticamente todos los municipios del estado de Querétaro, lo cual a su vez, nos permitió incrustar algunas estrategias novedosas en ese momento, para motivar desde un inicio a los estudiantes hacia la investigación científica, como lo fue la de su estrecha interacción y participación con los proyectos de investigación en las diversas ramas de la Biología, contando con la asesoría desinteresada de profesores de nuestra propia Licenciatura o investigadores de otras Instituciones de Educación Superior del País.
Finalmente, un tercer factor que me orilló a asumir este enorme reto, fue la promesa inicial de las autoridades universitarias de la UAQ, para que la Licenciatura en Biología, como nueva opción profesional a punto de surgir en nuestra Institución, pudiera desarrollarse de manera independiente y a la postre llegar a convertirse en otra Facultad de nuestra Universidad. Si bien es cierto, que desde el principio de nuestras actividades, el programa de la Licenciatura en Biología no fue integrado como una carrera formal más dentro de ninguna otra Facultad de la UAQ, aunado a la apertura que se me dió, atraves de la Coordinación de la Licenciatura en Biología, para ir gestionando directamente los diversos apoyos (tanto de infraestructura, como de equipamientos y de plazas para el personal administrativo y académico), así como a los logros alcanzados por alumnos y maestros durante el primer lustro de actividades, apuntaban promisoriamente hacia el alcance de la independencia prometida. Sin embargo, esa posibilidad se desvaneció totalmente a finales del año 1995, cuando las autoridades universitarias tomaron la decisión administrativa de fusionar a las Licenciaturas en Biología, Nutrición y Medicina Veterinaria y Zootecnia, en la inicialmente denominada Escuela de Ciencias Naturales, la cual a la postre, se convirtió en la Facultad de Ciencias Naturales, que hoy nos alberga.
A mi juicio, y sin afán de desmerecer toda la labor realizada por los subsecuentes coordinadores de la Licenciatura en Biología de la UAQ, considero que me tocó la etapa más difícil del desarrollo de dicha carrera, dado que surgimos como una nueva alternativa profesional, sostenida en sus orígenes con recursos institucionales propios, pues no fue sino hasta varios años después cuando empezamos a contar con el reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública (SEP). El primer año de nuestra existencia, lo iniciamos con mucho entusiasmo en un laboratorio, un salón y un cubículo que fungía como nuestra área administrativa en la Facultad de Química, pero a la vez realizamos gestiones ante las autoridades universitarias para que los laboratorios y espacios de lo que anteriormente había sido la Preparatoria Centro y la Escuela de Química de la UAQ en su Edificio Histórico, fueran remodelados para albergar a la incipiente comunidad académico-estudiantil de la Licenciatura en Biología.
Fue así como durante el segundo y el tercer año, continuamos nuestras actividades científicas-académicas en el histórico Edificio Centro, pero contando ahora con 5 salones, 2 laboratorios, 1 almacén, 1 oficina para la coordinación, una sala reuniones, un pequeño centro de cómputo, al mismo tiempo el acerbo bibliográfico que empezamos a adquirir, se depositó en resguardo en el edificio de enfrente, que en ese tiempo albergaba a la Biblioteca Bernardo Quintana y también hacíamos uso del Laboratorio de Investigación en Neurofisiología de la Facultad de Medicina de la UAQ. Durante este lapso gestionamos las plazas de un almacenista, una laboratorista, un intendente, dos secretarias, un profesor de medio tiempo y dos de tiempo completo. Al mismo tiempo iniciamos ante el CAPFCE federal las gestiones para la construcción de dos nuevos edificios, aunque finalmente solo nos autorizaron uno de ellos, el cual fue construido en el estacionamiento de la Facultad de Química, lo que trajo como consecuencia, que tuviéramos que realizar nuestra segunda migración como carrera profesional y retornar en el año de 1994 para continuar, por segunda ocasión, nuestras actividades en dicha Facultad. De la misma manera, incrementamos las gestiones para reforzar nuestra plantilla docente con 5 nuevas plazas de tiempo completo, todas ellas con profesores que detentaran estudios de maestría o doctorado y que al mismo tiempo pudieran gestionar recursos ante instancias nacionales o internacionales de apoyo a proyectos de investigación o realización de eventos científicos.
A lo largo de esta obra y con la información documentada que se va aportando, para validar lo que se va escribiendo, considero que hasta la aparición de la Licenciatura en Biología de la UAQ, no había surgido una nueva opción profesional en nuestra Alma Mater, que a pesar de sus carencias materiales, de infraestructura y de personal tanto administrativo como científico académico, en menos de cinco años alcanzó a posicionarse como uno de los programas académicos con logros significativos en los rubros de divulgación científica, de proyectos de investigación registrados institucionalmente, de premios o reconocimientos estatales y nacionales, de participación en congresos estatales, regionales, nacionales o internacionales así como en publicaciones de libros, artículos o materiales biológicos propios, derivadas del quehacer de la comunidad académica y estudiantil, que orgullosamente se logró conjuntar y motivar durante su primer lustro de existencia.
Considero conveniente señalar que en muchas de las páginas de esta historia, he procurado acompañar a la mayoría de las actividades o eventos que voy relatando, con anécdotas personales, imágenes, videos, notas de prensa o comprobantes que aún preservo en mis archivos personales y agradezco infinitamente a algunas egresadas y profesores de la Licenciatura en Biología de la UAQ, que me hayan facilitado evidencias complementarias, todo ello con la intención de poder fundamentar con evidencias comprobables, la información descrita en este libro.
Afortunadamente las siguientes administraciones que estuvieron al frente de la Licenciatura en Biología continuaron con la tónica que nos trazamos inicialmente, aunque ya no como un programa independiente, sino como parte de un todo, ahora en la nueva Facultad de Ciencias Naturales. Sin embargo me es grato afirmar, que 35 años después del inicio de aquella esperanzadora y motivante aventura científico-académica, poco a poco se lograron sumar esfuerzos y voluntades, para que en la actualidad la Licenciatura en Biología, tenga uno de los cuerpos académicos más consolidados en nuestra Universidad y que al mismo tiempo haya logrado mantener una buena acreditación de su programa académico a nivel nacional, llegando en algunos momentos, a estar considerados entre las mejores diez carreras de Biología de nuestro País.
Dr. Carlos Isaac Silva Barrón
Agosto, 2025